Lic. Elaime Maciques Rodríguez.1
El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo, de inicio precoz, que
constituye una de las alteraciones más graves del desarrollo, la conducta
y la comunicación, con bases neuropatológicas, neurofisiológicas,
neuroquímicas y genéticas entre otras. El síndrome autista
es un trastorno especialmente resistente, tanto a los tratamientos psicoeducativos
como biológicos por lo que el paciente está expuesto a todo tipo
de intervenciones, algunas de ellas sin el suficiente soporte científico.
¿Serán las dietas libres de gluten y caseína una de ellas?.
Algunas investigaciones nos llevan por el camino sobre la función de
los sistemas opioides en el desarrollo de la conducta social, ya que propone
que el autismo aparece desde la infancia debido a una sobrecarga de péptidos
opiáceos sufrida por el SNC, que afecta los neurotransmisores cerebrales,
de probable origen
exógeno y derivados en gran parte de la incompleta digestión del
gluten y la caseína. Se pueden observar cambios favorables en aquellos
autistas que han quitado de su dieta ciertos alimentos que contienen gluten
y caseína, que han disminuido los niveles de azúcar y productos
que contienen químicas industriales. Sin embargo, en los que no llevan
la dieta, mantienen sus problemas
conductuales y de comprensión. ¿ que hay de verdad o no en cuanto
a esto?, que existen determinados alimentos que tienen como productos intermedios
opiáceos que pueden llegar al cerebro y ser activos si hay alteración
de la permeabilidad intestinal, es cierto, que hay autores que defienden regular
la acción hiperendorfínica a través del control dietético,
es verdad. ¿ Cuál es la solución?. Pienso que es un reto
para profesionales del campo de la nutrición buscar una nueva perspectiva
a las interrogantes que todavía existen para el tema.
DeCS: autismo / caseína / gluten / nutrición / dieta.
El autismo, tal como fue definido por Leo Kanner en 1943, es un trastorno relativamente
infrecuente – tiene una prevalencia aproximada de 4,5/10 000 enmarcado
dentro de los trastornos profundos del desarrollo (TPD). Las alteraciones de
lo que se ha llamado el espectro autista son mucho más frecuentes y se
encuentran en 2 ó 3 de cada mil personas.
Se entiende por AUTISMO una amplia gama de síntomas comportamentales
en las que se incluyen hiperactividad, ámbitos atencionales muy breves,
impulsividad, agresividad, conductas autolesivas y rabietas (DSM IV).1
Estas alteraciones en general, y el autismo en particular, plantean desafíos
importantes de comprensión, explicación y educación: 1)
de comprensión, porque resulta difícil entender cómo es
el mundo interno de personas con problemas
importantes de relación y comunicación; 2) de explicación,
porque aún se desconoce la génesis biológica y los procesos
psíquicos de estas personas y de educación, porque tienen limitadas
sus capacidades de empatía, relación intersubjetiva y penetración
mental en el mundo interno de sus semejantes, que permiten al niño normal
aprender mediante delicados mecanismos de imitación, identificación,
intercambio simbólico y vivencias afectivas.
El autismo nos fascina porque supone un desafío para algunas de nuestras
motivaciones más fundamentales como seres humanos. La necesidad de comprender
a los otros, compartir mundos mentales y relacionarnos son muy propias de nuestra
especie. Por eso, el aislamiento desconectado de los niños autistas es
una trágica soledad, que “no tiene nada que ver con estar solo físicamente
sino con estarlo mentalmente” (Uta Frizt, 1991).2
Sus características comunes especiales se refieren principalmente a 3
aspectos:
Pocos meses después de que Kanner publicara su artículo sobre
autismo, otro médico vienés, el doctor Hans Asperger
dio a conocer los casos de varios niños con psicopatía autista
atendidos en el Departamento de Pedagogía Terapéutica
(Heipadagogische Abteilung) de la Clínica Pediátrica Universitaria
de Viena.
Publicó sus propias observaciones, destacando las mismas características
principales ya señaladas por Kanner. “El trastorno fundamental –
decía Asperger – es la limitación de sus relaciones sociales.
Toda la personalidad de estos niños está determinada por esa limitación”.6
Además, Asperger señala las extrañas pautas expresivas
y comunicativas de los autistas, las
anomalías prosódicas y pragmáticas de su lenguaje (su peculiar
melodía o falta de ella, su empleo muy restringido como
instrumento de comunicación), la limitación, compulsividad y carácter
obsesivo de sus pensamientos y acciones y la tendencia a guiarse exclusivamente
por impulsos internos, ajenos a las condiciones del medio.
Había diferencia entre los 2 artículos.
Asperger se preocupó por la educación, la que debe entenderse,
en el contexto de la Pedagogía terapéutica, como una especie
de síntesis entre ideas educativas y otras originarias de la biología
o la medicina.
Para Asperger, el autismo era un trastorno de la personalidad que planteaba
un reto muy complejo para la educación especial:
el de cómo educar a niños que carecían de esos requisitos
motivacionales que llevan a los niños normales a establecer profundas
relaciones afectivas e identificarse con los miembros adultos, incorporando
la cultura y humanizándose a través de un proceso abonado por
las emociones y los afectos intersubjetivos.
Los trastornos cualitativos de la relación, las alteraciones de la comunicación
y el lenguaje y la falta de flexibilidad mental y
comportamental son las 3 dimensiones que se incluyen en las definiciones diagnósticas
más empleadas: la DSM-IV
de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA: American Psychiatric
Association,1994) y la ICD-10 de la Organización Mundial de la Salud
(WHO,1993). Estas clasificaciones no deben utilizarse como fundamentos rígidos
del diagnóstico clínico, que siempre tiene que basarse en una
observación rigurosa de las conductas del niño y en una interpretación
fina de su
significación.
La DSM-IV (la clasificación más utilizada) diferencia entre el
trastorno autista –que equivale al síndrome de Kanner– y el
trastorno de Asperger –el síndrome de Asperger. El primero se asocia
al 75 % de los casos con retraso mental. El segundo, que se diferencia principalmente
porque no implica limitaciones o alteraciones formales del lenguaje (aunque
sí otras alteraciones pragmáticas y prosódicas) se acompaña
de cocientes intelectuales en la gama de lo normal. Se señala, además,
que puede haber respuestas extrañas a estímulos sensoriales, como
por ejemplo, umbrales altos de dolor, hipersensibilidad
a los sonidos o al ser tocados, reacciones exageradas a luces y olores, fascinación
por ciertos estímulos. También alteraciones de la conducta alimentaria
y en el sueño,7 cambios inexplicables de estados de ánimo, falta
de respuesta a peligros reales y en el extremo opuesto, temor inmotivado intenso
a estímulos que no son peligrosos. Estos rasgos son frecuentes, pero
no criterios necesarios para diagnosticar autismo.
Existe una gran diversidad dentro del autismo, que nos lleva a dudar a primera
vista de la utilidad de una categoría que
parece un cajón desordenado y revuelto, en el que hay de todo.
Para tratar de ordenar este aparente desconcierto nos es muy útil el
concepto de "espectro autista".8 Para comprender
bien ese concepto hay que tener en cuenta 2 ideas importantes: (1) El autismo
en sentido estricto es sólo un conjunto de
síntomas, se define por la conducta. No es una "enfermedad".
Puede asociarse a muy diferentes trastornos neurobiológicos y a
niveles intelectuales muy variados. En el 75 % de los casos, el autismo de Kanner
se acompaña de retraso mental; (2) hay
muchos retrasos y alteraciones del desarrollo que se acompañan de síntomas
autistas, sin ser propiamente cuadros de autismo.
Puede ser útil considerar el autismo como un continuo - más que
como una "categoría" bien definida - que se presenta en diversos
grados en diferentes cuadros del desarrollo, de los cuales sólo una pequeña
minoría (no mayor del 10 %) reúne estrictamente las condiciones
típicas que definen al autismo de Kanner.
Diferenciaremos 6 dimensiones en el espectro autista: 1)Trastornos cualitativos
de la relación social, 2) Trastornos de las
funciones comunicativas, 3) Trastornos del lenguaje, 4) Limitaciones de la imaginación,
5) Trastornos de la flexibilidad mental y de la conducta, y 6) Trastornos del
sentido de la actividad propia
El autismo constituye probablemente la desviación cualitativa más
radical de la pauta normal de desarrollo humano. La
persona autista es la que "está más lejos" de nuestro
"mundo de normales". El intento de atraer a ese mundo a quienes
más ajenos son a él, o en todo caso, de estimular el desarrollo
de esas personas hasta el logro de sus máximas posibilidades, es un índice
importante de la existencia de valores sociales y éticos que implican
un respeto de lo humano.
Un respeto a la diversidad humana, incluso en sus variantes más extremas.
El problema de la educación de los niños autistas no puede comprenderse
solo en términos económicos. Se trata, en realidad, de un problema
esencialmente cualitativo. La enajenación autista del mundo humano es
un desafío serio, pues nuestro mundo no sería propiamente humano
si aceptara pasivamente la existencia de seres que, siendo humanos, son ajenos.
Uno de los problemas más significativos en el autismo, son los trastornos
de la conducta, que impiden su aprendizaje e
interacción social y comunicativa, y a través de todos estos años
se han probado tratamientos tradicionales y no tradicionales para reducir las
conductas inapropiadas del autismo (autolesivas y autoestimulantes) y aumentar
las apropiadas como la comunicación social.
Las modificaciones de conductas alimentarias, una dieta libre de gluten y caseína
y los suplementos vitamínicos son métodos muy positivos que ayudan
en gran escala a la superación de los trastornos de la conducta en este
tipo de niños.
Algunos individuos autistas tienen en su tracto intestinal cantidades excesivas
de una levadura llamada Candida albicans.
Esos altos índices son factores desencadenantes de las conductas inapropiadas.
Si el niño contrae una infección, el antibiótico suministrado
para combatir dicha infección puede destruir los microbios que regulan
la cantidad de levadura en el tracto intestinal, y como resultado la levadura
crece rápidamente y contamina la sangre con toxinas que pueden influir
en el funcionamiento del cerebro.9
La mala absorción parece implicar una permeabilidad creciente de los
intestinos. Así, las proteínas que pasan a través de
los intestinos sin ser absorbidas, tienden a ser absorbidas por los intestinos
de niños autistas, lo que puede causar problemas al
convertirse estas proteínas en metabolitos en la sangre, así como
el aumento de la incidencia de las reacciones adversas del
alimento (sensibilidad o alergia). Por ejemplo, la caseína en la leche
puede descomponerse en apomorfina en sangre que actúa como un narcótico,
de lo que se deduce que algunas de las anormalidades del comportamiento en niños
autistas resultan de efectos -similares a los causados por opioides- de los
metabolitos de la caseína.10
El gluten es otro responsable potencial.
Se han detectado péptidos anormales en la orina de individuos autistas
atribuidos a la incapacidad del cuerpo de descomponer esas proteínas
en los aminoácidos. Las pruebas urinarias de los péptidos ahora
se pueden utilizar para detectar estos metabolitos para determinar qué
niños deben ser colocados en dietas restrictivas libres de gluten y caseína.
11
En la actualidad se viene trabajando en la ventaja potencial de agregar enzimas
digestivas a la dieta para contribuir a deshacer las proteínas del alimento
en péptidos más pequeños antes de ser absorbidas. Se conjetura
que la papaína, el bromelina y la quimotripsina pueden ser adecuados,
pero los estudios se hacen por el momento específicamente con gluten
y caseína.12
El sistema inmune mediado por células se basa en los T–linfocitos
y es dependiente en mediadores químicos, más bien que
anticuerpos. Algunos investigadores sospechan que el autismo es una reacción
autoinmune a los virus y vacunas en niños
genético–predispuestos. Cuando el autista tiene un sistema inmune
mediado por células incompetentes se hacen susceptibles a ciertas dolencias
como dyabiosis intestinal e infecciones del oído entre otras. La dyabiosis
intestinal describe una condición en la cual la flora intestinal normal
es sustituida por otra con microbios causantes de problemas, especialmente el
Clostridium difficile, y las levaduras como la Candida albicans,
que pueden causar daños intestinales locales, tales como causar que sus
propios metabolitos sean absorbidos por el intestino agujereado, causando los
trastornos en el comportamiento.
Los acercamientos alternativos implican el uso de estimulantes inmunes naturales
como la dimetilglicina y las equináceas.
Así mismo, se deben suprimir las levaduras naturales, el ajo (high–allicin
garlic), y cambiar la dinámica de la población microbiana mediante
el uso de Lactobacilus acidophilus o el Bifidobacterium longum.
Recientemente, las inyecciones de factor de transferencia y ganmaglobulina han
sido acertadamente utilizadas en el tratamiento de un pequeño números
de niños autistas.13
Existe igualmente un desequilibrio de neurotransmisores 14
, que implican sobre todo a la serotonina y la dopamina. Por
consiguiente, el autismo comparte defectos de neurotransmisores con condiciones
tales como la esquizofrenia.
Algunas investigaciones sugieren que los niveles de serotonina y triptópano
15 tienden a ser más altos en este tipo
de niños y el magnesio del cabello más bajo, por lo que se ha
venido trabajando en la hipersuplementación con magnesio y Vitamina B6
para mejorar los comportamientos de estos niños. Existen estudios preliminares
con animales donde se evidencia que algunas enzimas digestivas pueden también
tener un efecto en los niveles de neurotransmisores, especialmente la dopamina.
Hay mucha investigación que necesita hacerse en referencia a la nutrición
y al autismo. Es cierto que cuando los niños
autistas reciben una dieta libre de gluten y caseína, así como
los antioxidantes como Vitamina E, coenzima Q10 y Vitamina C,
aumentan la utilización del oxígeno en el cerebro y son moderadores
de la conducta en el niño, se nota un desarrollo mejor de
su comunicación y por ende del aprendizaje..
Quizás el camino a recorrer sea todavía difícil, pero no
imposible. Quizás sea un reto para profesionales del campo de la
nutrición buscar una nueva perspectiva a las interrogantes que todavía
existen para el tema.
Autism is a generalized disorder of the child´s development. Starting
early in the child’s life, autism is one of the most serious disorders
of development, behaviour and communication, with neuropathological, neurophysiological,
neurochemical and genetic foundations, among others. The autistic syndrome is
a disorder especially refractory to both psycho-educational and biological treatments,
thus making the autistic patient the subject of every kind of intervention,
some of them without enough scientific support. Will be the gluten- and caseine-free
diets one of them? Several lines of research can lead us to the role of the
function of the opioid systems in the development of social behaviour. According
to these theories, autism presents early in childhood because of an overload
of the Central Nervous System with opioid peptides, affecting brain neurotransmitters.
These
peptides are probably of exogenous source, and derived in part from the incomplet
digestion of gluten and casein.
Favourable changes can be observed in those autistic children in whom certain
gluten- and casein-containing foods has been removed from their diets, and the
intake of sugars and some industrial products with chemical substances added
has been reduced. In contrast with these observations, those autistics who have
not sticked to such a diet, maintain their behavioural and comprehension disorders.
What’s the bottomline? That there certain foods which might contain opoid
peptides as intermediate products capable of reaching the brain and become active
in cases of alterations of the intestinal permeability, thus leading
some authors to proppose that hypendorphinic action might be regulated by means
of dietetic restrictions. So, what is the solution? I think there is a challenge
for professionals in the field of Nutrition and Neurosciences to find new perspectives
and answers to the questions that still existing in this matter
Subject headings: autism / casein / gluten / nutrition / diet.
1 Licenciada en Defectología. Profesora de computación. Proyecto de autismo infantil. Escuela Especial de los Trastornos Severos de la Comunicación “Miguel Basilio Díaz Santamaría”. Miembro de la Sociedad Franco Cubana de Psiquiatría y Psicología.