ARTÍCULO DE REVISIÓN

 

Utilidad de la prealbúmina en la evaluación y seguimiento nutricional de pacientes con riesgos de desnutrición

 

Usefulness of Prealbumin in Nutritional Assessment and Follow-up of Patients at Risk of Malnutrition

 

 

Yuraysi Meléndez Montero, Josanne Soto Matos, Jesús Barreto Penié, Reynaldo Denis Villalón, Magdalys Núñez Velázquez, Isabel Mora Díaz

Hospital Clínico Quirúrgico "Hermanos Ameijeiras". La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

El valor de la prealbúmina se considera un estándar oro para diagnosticar, clasificar, analizar y monitorizar el estado nutricional del paciente ingresado. Esta proteína funcional sirve para hacer diagnóstico precoz y junto a otros indicadores bioquímicos séricos y urinarios como la proteína C reactiva (PCR), albúmina, recuento total de linfocitos, y nitrógeno ureico en orina de 24 horas, permite determinar la presencia de inflamación aguda o crónica, lo que ayuda a definir diagnósticos nutricionales más precisos, así como evaluar la respuesta a una intervención terapéutica. La medición de la prealbúmina de forma seriada en el paciente desnutrido permitirá la elaboración de estrategias futuras para el diagnóstico y seguimiento de la desnutrición, la definición de una herramienta de acciones, y una mejor explotación de los medios diagnósticos.

Palabras clave: desnutrición, albúmina, prealbúmina, inflamación, proteína C reactiva.


ABSTRACT

The value of pre-albumin is considered a gold standard to diagnose, classify, analyze and monitor the nutritional status of the admitted patient. This functional protein serves the purpose of making an early diagnosis and, together with other serum and urinary biochemical indicators such as C-reactive protein (CRP), albumin, total lymphocyte counts, and 24-hour urine urea nitrogen, allows the presence of acute or chronic inflammation, which helps to define more precise nutritional diagnoses, as well as to evaluate the response to a therapeutic intervention. The measurement of prealbumin serially in the undernourished patient will allow the elaboration of future strategies for the diagnosis and monitoring of malnutrition, the definition of a tool for actions, and a better exploitation of the diagnostic means.

Keywords : malnutrition; albumin; prealbumin; inflammation; C-reactive protein.


 

 

INTRODUCCIÓN

La desnutrición está definida como cualquier desorden en el estado nutricional, incluyendo los que resulten de un inadecuado aporte, un deterioro en el metabolismo de los nutrientes o bien una sobrenutrición. Cómo diagnosticar y hacer un mejor seguimiento de la desnutrición energética nutrimental asociada a condiciones médicas tanto agudas como crónicas ha sido tema de debate durante muchos años.1

La desnutrición afecta a la inmunidad celular, altera y retarda la cicatrización, reduce la contractibilidad cardíaca, la función renal, hepática y la función muscular esquelética, todo ello puede conducir al enfermo a un riesgo elevado de complicación posoperatoria y está también íntimamente relacionado con la mortalidad en pacientes sépticos, en los que la alimentación adecuada en base a sus requerimientos es una de las pautas básicas en el tratamiento.2,3

Fue en los años 70, como resultado de varios estudios, cuando se demostró que la frecuencia de malnutrición energética-proteica estaba presente en el 50 % de la población hospitalizada.3,4

La insinuación de que el comportamiento de algunas proteínas plasmáticas podrían ser de utilidad para evaluar desnutrición, surgió de estudios de niños con Kwashiorkor y Marasmo en los países del Tercer Mundo. El Kwashiorkor es secundario a la ingesta de carbohidratos como fuente de energía casi exclusivamente, mientras que el Marasmo se refiere a la inanición general, es decir, de todo tipo de energía. Como es de esperar, las proporciones de ruptura proteica son mayores en el Kwashiorkor que en el marasmo 5,6.

En la actualidad, son escasos los trabajos que aportan una visión clara sobre los requerimientos nutricionales reales. La prevalencia de desnutrición mundial y en nuestro país, no se ha reducido significativamente en los últimos años, sino que muestra tendencia a permanecer sin cambio situándose en porcentajes variables que difieren de unos estudios a otros. La información de los nuevos estándares de la OMS, muestra una prevalencia de desnutrición crónica en hombres y mujeres del 32,2 % (22 % en el año 2008).7.

Uno de los aspectos que ha sido motivo de numerosos trabajos relacionados con carencias nutricionales fue encontrar una manera precisa para obtener el diagnóstico, la cuantificación de sus efectos y realizar un mejor seguimiento de las formas agudas y crónicas de la desnutrición energética- proteica.7

Se conoce que, durante la fase aguda tras la agresión, se produce un catabolismo proteico intenso que gracias al aporte nutricional se puede minimizar. El apoyo nutricional debe formar parte de las rutina de trabajo de los equipos asistenciales y representa uno de los pilares de tratamiento en el cuidado de los pacientes enfermos y comienza con la evaluación de la situación basal de este (desnutrición, caquexia, obesidad y otras)7. Posteriormente se realiza una estimación de las necesidades de macronutrientes, micronutrientes y agua en cada proceso.7,8

Por otro lado, el paciente es un enfermo dinámico donde existe un estado de hipermetabolismo desasimilativo acelerado con una autofagia celular progresiva (algunos autores llegan a llamarlo autocanibalismo), lo cual lo lleva rápidamente a desnutrición y donde pueden surgir complicaciones o nuevas agresiones, agravándose extremadamente el estado nutricional del enfermo y produciéndose incluso un aumento de la morbilidad y la mortalidad, por lo que el abordaje nutricional debe comprender una estrategia de evaluación periódica del estado nutricional y así realizar un tratamiento dinámico acorde al enfermo.8,9

Tanto los equipos de atención médicos quirúrgicos como no quirúrgicos tienen como objetivo principal evitar el desarrollo de la desnutrición y con ello disminuir la frecuencia de complicaciones y de mortalidad. La prevalencia de desnutrición puede llegar a ser tan alta como un 40% a 50% de los pacientes ingresados, esto se asocia a un mayor riesgo de morbilidad, mortalidad y estancia prolongada. Los pacientes frecuentemente reciben un apoyo nutricional inadecuado, debido a que muchos médicos subestiman las necesidades del paciente y a menudo existe retraso en el inicio de la nutrición. Es por ello que se debe de tener una mejor comprensión de la respuesta endógena a la lesión, además de los mediadores que participan en esta respuesta.8,9

Para lograr este propósito se requiere una evaluación nutricional confiable y reproducible, que tenga alta especificidad y sensibilidad, que sea accesible y de bajo costo. Muchos investigadores sienten que la evaluación clínica (historia clínica y examen físico, con o sin mediciones antropométricas) constituye el mejor método y el más fácil, particularmente porque es parte de las prácticas del buen cuidado del paciente. La valoración nutricional comprende: evaluación clínica, evaluación de la ingesta dietaria, las mediciones antropométricas, evaluación bioquímica y dentro de ella, la medición de la prealbúmina en suero (PAB).8,10,11

En los últimos años se viene discutiendo qué indicadores son los más adecuados para valorar el estado nutricional. Algunos autores tienen en cuenta variables antropométricas: peso, altura, medición del pliegue cutáneo del tríceps y subescapular; otros prefieren mediciones directas y objetivas, como estudios de compartimentos corporales mediante la bioimpedancia eléctrica (BI); indicadores inmunológicos (respuesta inmune celular ante la exposición a diversos mitógenos, evolución de subpoblaciones de linfocitos T).12

Entre los marcadores bioquímicos, algunos de ellos actualmente en desuso, se encuentran: concentración de creatinina en orina, índice creatinina/altura, 3-metilhistidina, colinesterasa. Sin embargo, la medición de proteínas viscerales parece ser el mejor marcador bioquímico del estado nutricional del paciente. Dentro de ellas, las más relacionadas son la albúmina, prealbúmina, transferrina, proteína unida a retinol y fibronectina.12

No obstante, muchos clínicos y bioquímicos prefieren un medio diagnóstico de laboratorio con seguimiento rápido y fácil. En los últimos años han estado en primera plana las pruebas de distintas proteínas en plasma (algunas veces llamadas proteínas hepáticas, viscerales o secretorias en suero), y se han recomendado muy frecuentemente la albúmina, la transferrina y la PAB también conocida como (Transtiretina-TTR).12,13.

Esta revisión evaluativa intenta resumir la información disponible para intentar dar respuestas concretas y específicas acera del valor diagnóstico de un indicador bioquímico de importancia creciente.

 

DESARROLLO

Proteínas de síntesis hepática en la evaluación del estado nutricional y metabólico de los pacientes

Una vez planteada la hipótesis de que la desnutrición estaba asociada con una menor producción hepática de proteínas, comenzó una búsqueda de proteínas de vida más corta con concentraciones que también disminuían junto con la de la albúmina y que, por lo tanto, reflejaban más acertadamente el estado nutricional del paciente al momento de la toma de muestra. Las concentraciones de tales proteínas, hipotéticamente deberían reflejar más rápidamente cualquier disminución causada por una pobre ingesta de proteínas, o un aumento luego de la iniciación de una terapia nutricional exitosa.13

Existe discusión sobre cual o cuales proteínas de las anteriores se debe utilizar. La mayoría de autores aconsejan la PAB y la transferrina como marcadores más sensibles a los cambios nutricionales a corto plazo, basándose en su vida media más corta pues permiten valorar cambios más agudos (PAB: 1,9 días; transferrina: 8 días) frente a la albúmina (vida media 19 días). La albúmina, debido a su larga vida media, puede sufrir movilización por los distintos compartimentos corporales y su concentración sérica es influida por el estado de hidratación y la presión sanguínea; por ella algunos autores la consideran útil para valorar el estado nutricional, pero no como indicador de la respuesta a la terapia nutricional.14,15.

Otros indicadores como el balance nitrogenado y la calorimetría indirecta ayudan a valorar el estado metabólico de los pacientes críticos.15

En primer lugar se utilizó la transferrina. Con una vida media más corta, es mejor indicador que la albúmina, sin embargo, se ve influida por estados patológicos como la anemia, deficiencia de hierro, infecciones y los estrógenos (entre otras cosas), asociados a una mayor síntesis y concentración de esta proteína en plasma, por lo que se reduce la sensibilidad a la menor ingesta de proteína. Se podría plantear, por lo tanto, que el indicador ideal sería la prealbúmina, pues su vida media es la más corta, pero también se ve afectada por la función hepática. 15,16

Aunque no existe un único marcador que sirva por sí solo para dar toda la información sobre el estado nutricional, y que no solo estas tres proteínas, interpretadas de forma aislada o en su conjunto son suficientes para monitorizar dicho estado, se debe tener en cuenta el resto de las variables bioquímicas citadas, así como los criterios inmunológicos y antropométricos de cada paciente y en cada situación concreta.16

La prealbúmina (PAB), entonces, se transformó en la proteína de elección por su vida media más reducida, y algunos autores informaron de un rápido descenso de la prealbúmina de 2 a 3 meses antes del fallecimiento en pacientes oncológicos, por lo tanto, es una proteína que se la considera como un valioso índice pronóstico.17

La proteína ligada al retinol plasmático (RBP) también ha sido considerada, pero resulta más difícil de analizar y debido a su unión con PAB, generalmente se encuentra presente en concentraciones proporcionales a aquellas de PAB. Las proporciones de RBP/PAB son bajas en la inflamación aguda. Por lo tanto, el uso de retinol plasmático y de concentraciones de PAB para evaluar la nutrición en pacientes con procesos inflamatorios podría dar por resultado un sobrediagnóstico.18

Las concentraciones séricas de PAB se modifican en respuesta a un síndrome inflamatorio unido a otros reactantes de fase aguda pero, contrariamente, de forma negativa, por lo que se considera la medición de esta junto con la proteína C reactiva (PCR), de manera que en las situaciones en las que la PCR se encuentra elevada, el descenso de la prealbúmina se relaciona con el proceso inflamatorio y no con el estado nutricional; un seguimiento de la prealbúmina sin indicadores inflamatorios como la PCR o eritrosedimentación globular no tiene valor en el seguimiento nutricional.19,20,21

La PCR (marcador de inflamación) y el índice de masa corporal son, probablemente, mejores ayudas de pronóstico en la mayoría de los casos, como se ha demostrado en los pacientes con falla respiratoria en etapa final.19,20,21 Esto significa que la utilización de forma aislada de la prealbúmina no es un buen indicador nutricional, ni tiene poder para discriminar el componente inflamatorio durante la evaluación nutricional.22

Muchos informes de la literatura trabajan sobre la conjetura de que las bajas concentraciones de una o más de estas tres proteínas indican desnutrición proteica y un no muy buen pronóstico. Por el contrario, varios informes y revisiones sugieren que la especificidad de las menores concentraciones es demasiado baja para un diagnóstico exclusivo de desnutrición, especialmente si no se consideran otras condiciones que puedan dar lugar a confusión; pues en el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) se produce una cascada de mediadores inflamatorios en respuesta a una agresión (trauma, infección, operaciones entre otras). Las citoquinas son los mediadores más estudiados en el proceso inflamatorio y su efecto sobre los hepatocitos lleva a la síntesis de los reactantes de fase aguda en detrimento de otras proteínas como la albúmina, la prealbúmina y la transferrina.23,24

En 1995 el Nutricional Care Consensus Group estipuló que la prealbúmina era un buen marcador para valorar los estados de desnutrición y evaluar la eficacia de la intervención nutricional. Sin embargo, su papel en los pacientes críticos es hoy todavía debatido.25

La desnutrición proteica es común en pacientes hospitalizados y con frecuencia no se diagnostica. Se ha correlacionado con un gran número de efectos adversos tanto clínicos como físicos y psicológicos, que incluyen disminución a la tolerancia a los tratamientos, aumento de la estancia hospitalaria, disminución en la calidad de vida, e incremento en la morbilidad y la mortalidad.26 Todo lo antes expuesto fundamenta la búsqueda de información relevante sobre la utilidad de la prealbúmina en la evaluación nutricional de los enfermos con trastornos nutricionales hospitalizados.

El uso de un marcador bioquímico nutricional ayuda a establecer un indicador hospitalario con trazabilidad y poder discriminatorio, al proporcionar información útil para un pronóstico que permita identificar de manera oportuna los factores de riesgo asociados a un deficiente estado nutricional, de esta manera se podrá prescribir las terapias de apoyo nutricional apropiadas para cada paciente y prevenir futuras complicaciones dadas por un deterioro nutricional no detectado a tiempo.

Los resultados obtenidos permitirán la elaboración de estrategias futuras para el diagnóstico y seguimiento de la desnutrición proteica, así como la definición de un sistema de acciones que permita rectificar estas situaciones que agravan el estado de los pacientes y pueden incluso conducirlos a la muerte.

La prealbúmina como indicador útil para realizar diagnóstico y seguimiento nutricional

La prealbúmina (PAB) o transtiretina (TTR) es una proteína globular, no glucosilada, con una masa molecular de 54,98 kDa. Es una molécula compleja de estructura cuaternaria de proteína ligante de retinol (RBP 21 kDa), la masa total es de aproximadamente 76 kDa, la cual es todavía muy pequeña como para expandirse fuera del espacio vascular tan rápido como lo hacen la albúmina (66,3 kDa) o la transferrina (79,6 kDa); por consiguiente, un poco menos que el 50 % de cada una de estas proteínas es, normalmente, intravascular.27

Esta proteína con migración anódica hacia la albúmina en una electroforesis de suero de rutina no tamizada con un pH 8,6 se notó inicialmente que ligaba la tiroxina (T4) y por lo tanto, se le dio el nombre de prealbúmina ligante de tiroxina o TBPA. 28,29 Sin embargo, posteriormente se demostró que ligaba a la triodotironina (T3) y a la proteína ligada a holo-retinol (RBP con retinol, o vitamina A) también, y se le cambió el nombre a transtiretina (roxin) retinol para marcar su función de transporte dual.29 La TTR o PAB es un tetrámero de cuatro subunidades idénticas. A pesar de que cada uno de los cuatro manómeros tiene un sitio de unión para RBP, el tetrámero liga solo a una molécula de RBP con alta afinidad y posiblemente a una segunda con menor afinidad.28.La afinidad de unión para apo-RBP (RBP sin retinol) es muy baja, y la pérdida de retinol (por ejemplo, por absorción por los tejidos) da por resultado la separación y excreción renal de apo-RBP libre, que da cuenta de la vida media biológica tan corta de RBP de 3,5 h. Cada monómero de PAB también tiene dos sitios de unión para hormonas tiroideas, pero la unión de una molécula de T 3 o T4 reduce de manera significativa la afinidad del segundo sitio. La afinidad de unión para T3 es más baja que para T4. El complejo PAB-RBP transporta normalmente aproximadamente 20 % de las hormonas tiroideas circulantes (al 70 % lo transporta la globulina transportadora de TBG, al resto la albúmina) y 90 %-95 % de retinol/vitamina A. El complejo es más importante para el transporte de retinol que para las hormonas tiroideas.28-30

Es sintetizada por las células parenquimales hepáticas o, en el feto, por el endotelio del saco vitelino.22 El control o la síntesis que realiza el hígado depende del factor nuclear C/EBP, que es homólogo con el factor nuclear de interleukina (IL-6).30

Cuando la estimulan las citoquinas de la fase aguda del tipo de la IL-6 que incrementan la síntesis de los reactantes de fase aguda positivos, que incluyen la PCR, el suero amiloide-A, la a1-antitripsina, entre otras, el mRNA de la PAB se regula hacia abajo de manera significativa y se disminuye la síntesis y concentraciones en plasma, como sucede también con la albúmina y la transferrina.31 También se sintetizan pequeñas cantidades de PAB por medio del plexo coroideo, el páncreas y la retina, pero probablemente no afecten la concentración de proteínas en suero.27,32

La PAB se cataboliza en el hígado en primer lugar, y por pérdida excretoria vía renal y tracto gastrointestinal. Su vida media biológica es de aproximadamente 2,5 días y no se ve alterada por el estrés o por inflamación aguda.33

La codificación genética para PAB está ubicada en el cromosoma 18q. Existen más de 100 variantes genéticas, entre las que se incluyen unas pocas que tienen afinidades de uniones crecientes o decrecientes para hormonas tiroideas, aunque con eutiroidismo clínico. 31,34

Muchas de las variantes genéticas están asociadas con la deposición de amiloide en el tejido, que da por resultado un grupo de amiloidosis autosómicas hereditarias dominantes.27,35 Las concentraciones de PAB en plasma son esencialmente normales en estas alteraciones y no son de ayuda para el diagnóstico. No obstante, algunas variantes muestran movilidad electroforética alterada.36

En nacidos, aumentan lentamente hasta alcanzar un máximo en la quinta década de la vida y luego se reducen lentamente. La mayoría de los estudios han demostrado concentraciones más bajas en las mujeres premenopáusicas, probablemente debido al efecto de los estrógenos.27,37

Factores que influyen en la concentración de prealbúmina sérica (PAB)

Las concentraciones de PAB en suero se deben a una importante cantidad de factores, tal como se resumen a continuación:34,35

Aumento de la concentración

1. Aumento de síntesis: corticosteroides exógenos o esteroides anabólicos; agentes no esteroides antiinflamatorios (NSAIDS); factor-1 de crecimiento (IGF-1) del tipo de la insulina, ya sea endógeno o exógeno.

2. Menor catabolismo: falla renal crónica; daño tubular renal.

3. Cambios debidos a la posición o al estado de hidratación: posición de parado antes de la toma de la muestra; deshidratación aguda.

Concentraciones normales

1. Ausencia de enfermedad (y de otros factores que alteren la concentración).

2. Algunas formas de desnutrición: anorexia nerviosa; no restricción de proteínas (marasmo); deficiencia aislada de vitamina A.

Disminución en la concentración

1. Edad: infancia; niñez y edad avanzada.

2. Síntesis disminuida: respuesta a la fase aguda (infección, inflamación, trauma, malignidad, intervenciones quirúrgicas); administración de IL-6; estrógenos (endógenos o exógenos); inanición aguda; cirrosis hepática; enfermedad hepática moderada a intensa (probablemente debida en parte a inflamación y/o estrógeno); enfermedad tiroidea, especialmente bocio endémico.

3. Cambios debidos a la posición: mayor permeabilidad vascular; ascitis o líquido pleural; posición recostada previa a la toma de muestra (por ej., en los pacientes postrados); hemodilución aguda.

4. Mayor pérdida/catabolismo: pérdida de sangre aguda; enteropatía con pérdida de proteínas; síndromes nefróticos.

Respuesta de fase aguda

Las concentraciones en plasma de todas las proteínas "nutricionales" también se ven afectadas por muchos factores adicionales. La así llamada respuesta a la fase aguda (RFA) es el más significativo y común de los factores.34,38 Dentro de los reactantes de fase aguda están los denominados reactantes positivos de fase aguda (estimulados por la interleuquina-6). Son proteínas en las que su síntesis se ve aumentada durante el proceso inflamatorio (PCR, proteínas del complemento, factores de la coagulación, antiproteasas y otros).39 Por otra parte, tenemos los reactantes de fase aguda negativos que son aquellas proteínas que se encuentran por debajo de los niveles normales como respuesta a la cascada inflamatoria. Los reactantes de fase aguda negativos son la albúmina, transferrina, prealbúmina y factor de crecimiento insulínico I, entre otros.40 Los niveles séricos de estas proteínas, al contrario de los reactantes de fase aguda positivos están mediados por otros mecanismos inflamatorios. El factor de necrosis tumoral y secundariamente los eicosanoides y prostanoides producen un aumento de la permeabilidad capilar permitiendo el paso de proteínas séricas al intersticio, fenómeno muy bien descrito en los grandes quemados y cualquier condición que produzca vasculitis. Además, al realizar una reposición hídrica intensiva se produce un fenómeno dilucional por el que disminuye más la concentración plasmática de las proteínas hepáticas. Por tanto, los niveles plasmáticos bajos de proteínas hepáticas tales como la prealbúmina están asociados fundamentalmente al SRIS independientemente del estado nutricional.34

Los pacientes con sepsis grave o daños múltiples a menudo tienen concentraciones de PAB muy bajas, inversamente relacionadas con las concentraciones de PCR y que son directamente proporcionales a las concentraciones de IGF-1, las que también caen en RFA intensa y se integra así el complejo reconocido como síndrome de respuesta inflamatoria aguda (SIRS), seguido por los síndromes de respuesta inflamatoria compensada (CARS), de respuesta inflamatoria modulada (MARS) y CHAOS (acrónimo de Cardiovascular shock, Homeostasis, Apoptosis, Organ Dysfunction and Immune Suppression).35

La administración de complejos de IGF-1/BP-3 (proteína-3 ligando) provoca una rápida subida de PAB, RBP y trasferrina en estos pacientes. Las concentraciones en suero en RFA pueden reducirse más por extravasación del espacio vascular, hemodilución y probablemente por un mayor consumo en asociación con inflamación o trauma.36,21,22

La terapia nutricional con aporte suplementario de proteínas de alto valor biológico (suero de leche, caseína y ovoalbúmina) puede inducir una disminución de la síntesis de reactantes de fase aguda y reposición de las cifras de prealbúmina y albúmina.37

En resumen, la medición de prealbúmina en suero es de gran utilidad para las siguientes condiciones:

1. Un índice para evaluar desnutrición energética nutrimental.

2. Un indicador de la respuesta a la terapia durante la terapia nutricional artificial (nutrición enteral o parenteral).

3. Un marcador bioquímico de la adecuada nutrición en prematuros.

4. Un índice de función hepática en enfermedad hepatobiliar.

5. Un indicador adicional de inflamación aguda o crónica.

A pesar de que se pueden utilizar la mayoría de los métodos inmunoquímicos para realizar pruebas de PAB, los más comúnmente utilizados en la actualidad son la inmunonefelometría (IN) y la inmunoturbidimetría (IT). Entre 1993 y 1994 se presentó un nuevo material de referencia internacional para proteínas en suero (CRM 470 - Certified Reference Material), en parte como consecuencia de las amplias diferencias encontradas en los valores de proteínas en suero que utilizaban distintos fabricantes. El valor de concentración de PAB en CRM 470 fue asignado a partir de una PA altamente purificada y altamente caracterizada, utilizando un método de transferencia de valor muy preciso y exacto. Se esperaba que los valores de ensayos entre fabricantes y entre laboratorios convergieran luego de la presentación de este material; sin embargo, los programas de control de calidad internacional siguen mostrando una variación significativa. Una reciente encuesta de control de calidad internacional mostró coeficientes de variación entre laboratorios (CV) en el rango de 12 a 20 %.38

Por lo tanto, una concentración probada puede ser de 50 % o más por encima o por debajo del valor verdadero. Este alto nivel de incertidumbre en los valores se relaciona en parte con las concentraciones relativamente bajas de PAB en suero con las diferencias en especificidad y reactividad de los antisueros, y con una inadecuada transferencia de valores hacia los calibradores y los controles que realizan algunos fabricantes. Resta aún ver si estos problemas alguna vez serán abordados de manera adecuada.38,39

Los factores preanalíticos también pueden influir en las concentraciones de proteína y de otras macromoléculas en plasma. Es de mucha importancia la posición corporal; aquellos individuos que hayan estado de pie o recostados durante mucho tiempo tendrán concentraciones más altas o más bajas, respectivamente. Se recomienda generalmente que las muestras de sangre para dosificar proteínas en plasma se extraigan luego de aproximadamente 15-20 min en posición sentado, de ser posible. De otro modo, las concentraciones deberán evaluarse teniendo en cuenta la posición, es decir, se espera que las concentraciones más bajas aparezcan en los pacientes que están postrados.39

 

CONCLUSIONES

El presente trabajo pone a consideración de los lectores los elementos y evidencias acumulados por varios estudios que resaltan la importancia de la utilización de la prealbúmina como indicador de estado nutricional y metabólico del paciente con trastornos nutricionales, y su relación con la presencia de inflamación a partir de su comportamiento como reactante de fase aguda negativo. También se tiene en cuenta el valor predictivo para la probabilidad de aumento de morbilidad, mortalidad, estadía y por tanto, incremento de los costos hospitalarios que aseguran su factibilidad en una relación costo efectiva para ser incorporado a protocolos de evaluación nutricional para pacientes bien seleccionados, tanto en la etapa diagnóstica, como en la evaluación del impacto de la terapia nutricional.

 

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Recibido: 14 de julio de 2016.
Aprobado: 28 de octubre de 2016.

 

 

Yuraysi Meléndez Montero. Hospital Clínico Quirúrgico "Hermanos Ameijeiras". San Lázaro No. 701 e/ Belascoaín y Marqués González, Centro Habana, CP 10400. La Habana, Cuba. Correo electrónico: ymelendez@infomed.sld.cu